Estudiante obtuvo puntaje regional en la Prueba de Selección Universitaria 2015, superó los 800 puntos en Lenguaje y Comunicación. La joven que recibió con sorpresa este resultado, optó por estudiar enfermería en la Universidad Arturo Prat.
Con tan sólo 17 años, Anaís Aroca Calderón sabe lo que quiere. Es inteligente, aterrizada y de ideas concretas. Decidió estudiar enfermería en la Universidad Arturo Prat, luego de que la llamaran por teléfono del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre), para informarle que había sido uno de los puntajes regionales. Obtuvo 811 puntos en Lenguaje y Comunicación, 624 en Ciencias, 628 en Matemáticas y 636 en Historia.
Llegamos a su casa ubicada en Avenida Los Cóndores donde nos recibió junto su madre, Pamela Calderón, una mujer cálida y amable. Su hermano apareció de sorpresa y nos saludó con vergüenza desde lejos, su hermana mayor se encontraba en clases y sus dos perros se paseaban entre el patio interno y el comedor.
La joven nos relata cómo se enteró que había sido puntaje regional. “Me llamaron por teléfono del Demre y me dijeron que había obtenido 811 puntos en Lenguaje y Comunicación, que si necesitaba más antecedentes para confirmar que no era una broma, me los entregaba. Me quedé helada, no supe qué decir. Después que corté grité”, cuenta emocionada.
Mientras eso ocurría en su casa, el sábado 26 de diciembre en la mañana, su madre, manipuladora de alimentos de un jardín en Alto Hospicio, se encontraba en un comedor solidario entregando ayuda junto a miembros de la iglesia a la que pertenece a personas de escasos recursos. Al regresar a su casa se encontró con la gran noticia. “Justo ese día no estaba en casa, llegué como a las 17.00 horas y mi hija me cuenta lo que había sucedido. Estaba muy feliz por ella, yo esperaba que le fuera bien porque Anaís es una niña muy perseverante y buena alumna, pero nunca pensé que tanto. Fue una alegría inmensa”.
Madre e hija recuerdan que una vez la noticia se masificó a través de las redes sociales, los amigos, conocidos, vecinos y familiares de distintas partes del país, incluso algunos profesores, se comunicaron con ella para felicitarla.
Con toda sinceridad Anaís afirma que no se preparó como otros compañeros que asistieron a un pre universitario. “Mi mamá me aconsejó que estudiara mi enseñanza media tranquila, sin presiones y eso fue lo que hice”.
Asegura que la clave del éxito fue haber puesto atención desde la enseñanza básica hasta la media a los profesores, a diferencia de otros compañeros que hacían como que ponían atención. “Durante toda la enseñanza educativa puse atención en clases, siempre estaba atenta. Los conocimientos los tomé e incorporé, por lo tanto cuando tenía prueba me sacaba buenas notas. Uno no puede pretender no estudiar en todo el año y esperar que con un preuniversitario te vaya bien. Este logro fue el esfuerzo de toda una vida. Lo importante es estudiar, poner atención, leer, comprender, relacionar y unir los conocimientos, no es más que eso”.
En relación a la prueba, recuerda que aunque no estaba cien por ciento nerviosa, hubo algunas preguntas que le costó resolver “principalmente en la prueba de lenguaje, porque ponen trampas es fácil equivocarse”.
Afirma que decidió estudiar enfermería en la Universidad Arturo Prat y no otra carrera como medicina, porque a su juicio, hay que estar consciente de las habilidades y capacidades de cada persona. “No soy de esas personas que dicen que desde pequeña sabían qué querían ser, decidí estudiar enfermería en noviembre, una vez que me puse a investigar en Internet, qué carrera podría ser más a fin con mi forma de ser, con lo que me gusta, que es relacionarme con las personas y no un trabajo en una oficina en el que no puedas interactuar con nadie. Busqué perfiles, descripción de cómo deber ser el alumno que va a estudiar la carrera, cómo va a ser el alumno una vez finalizada la carrera, la empleabilidad, la renta y tomé la decisión”.
Sorprende la madurez con que Anaís plantea su visión de futuro. Es clara, tiene ganas y mucha fuerza. Asegura sentirse orgullosa de sí misma porque con poca preparación obtuvo un logro importante. Agradece a su familia, en especial a su madre que siempre ha estado a su lado, por inculcarle valores desde pequeña. Es ella quien prácticamente sola ha sacado a su familia adelante. “Adoro a mi madre porque es una tremenda mujer, agradezco que siempre me haya enseñado el sentido de la responsabilidad, compromiso, a estar pendiente de mis estudios, a ser buena persona y mejorar siempre en todo lo que haga o proponga. A no quedarme callada cuando tengo una duda, a preguntar, investigar, ir más allá. Mi madre ha sido elegida mejor funcionaria en varias ocasiones, es un ejemplo a seguir”, puntualiza la joven.
Pamela, su madre con satisfacción agradece a la vida por tener tan buenos hijos. “Son esforzados y entendieron que la única forma de salir adelante es estudiando. La educación es todo lo que le podemos dejar. Espero que sea más que yo, que no tengan los problemas que tengo yo. Nosotros no pudimos estudiar, ellos si, por eso quiero que sea profesional, que se buena persona, que nunca se olvide de sus raíces, tampoco a su familia”, precisa.
Al finalizar la entrevista se abrazan con fuerza, se emocionan y ambas reconocen que todo el esfuerzo, el sacrificio, las levantadas de madrugada y el cansancio, han valido la pena.